Bartimeo (Mc 10,46-52) me hizo acordar a alguien...
Gabi nació en el 78´, en una época
jodida; y su vida fue así, jodida. Hija de una familia numerosa, quizás haya
pasado su niñez en Laferrere, chapoteando entre casillas y pasillos de barro.
Quizás haya tenido que salir a laburar de chiquita, cirujiando con su viejo y
sus hermanitos en un carro tirado por un matungo cansado, como su espíritu. No
lo sé.
Quizás haya terminado la primaria a
duras penas, y quizás rápidamente haya caído en la cuenta que con un bebito a
los quince iba a ser imposible encarar el secundario. Quizás el horizonte se
haya ennegrecido cuando su papá se fue con una pendeja y su mamá se quedaba
sola con tantas criaturas. No lo sé.
Quizás se haya arrepentido una y mil
veces de aquel fatídico momento en que decidió no escuchar más a su corazón:
jalar una bolsa, dos bolsas, todas las bolsas hasta que ya no sientas parece
ser la consigna para los predilectos del Padre. Al menos eso es lo que el mundo
ofrece; quizás sea lo único que pueda ofrecer. No lo sé.
Quizás si hubiese escuchado el
llanto de sus nenes no se hubiera tomado el tren a Constitución, y quizás si
fuésemos mejores la habríamos parado cuando caminaba llorando por Alcorta hacia
Zavaleta. No lo sé.
Quizás pasar esos tres meses
durmiendo con uno de los tranzas del barrio no haya sido la mejor elección.
Quizás no tenía por qué contagiarse de HIV, tuberculosis y sífilis. No lo sé.
Lo que si se es que en Julio de 2010
la vimos y nos conmovimos: estaba sola, deshecha, tirada al borde del camino.
Hacía frío, el día estaba gris y se avecinaba un chaparrón. Y ella estaba ahí,
crucificada.
Lo que si se es que después de diez
minutos de charla, mate cocido de por medio, se animó a mirarme a la cara. Su
mirada me desgarró: quería pedirle perdón, quería pedirle misericordia, quería
pedirle que se acordase de mí en su Reino.
Lo que si se es que ese mismo día la
pasó a buscar la Trafic de la parroquia y enfiló para el Hurtado. Lo que si se
es que ese mismo día terminó internada en el Hospital Muñiz, pabellón Koch,
junto a los sidosos de la ciudad, esos que nadie quiere ver.
Lo que si se es que pasó el último
mes de vida comiendo cuatro veces al día. Lo que si se es que pasó el último
mes de vida durmiendo en una cama. Lo que si se es que le gustaban los Sugus
masticables.
Lo que si se es que un día Dios
quiso ser Dios, dejándonos en claro que nada puede separarnos de su Amor, ni
siquiera nosotros mismos. Un buen día ubicamos a María del Socorro, su mamá, a
Jesús, su padrastro, y a dos de sus hijos: faltaban tres días para el cumple de
Gabi. Paradójicos los nombres, paradoja su destino.
Lo que si se es que ese día nos
divertimos. Lo que si se es que ese día hubo alegría. Lo que si se es que en el
Koch había olor a Reino. Lo que si se es que al día siguiente una hermanita
partía al regazo del Padre. Y hubo fiesta.
¿Dónde está tu victoria hermana
muerte?